El 18 de marzo partí rumbo a Bogota, Colombia, desde el aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires. Fue mi segunda visita a este país conocí nuevos sitios, como La Mesa, San Gil, Barbosa, los parques Chicamocha y Jaime Duque. Pero también conocí a nuevas personas y algunas de ellas adquirieron mi novela. Tal vez porque la historia transcurre entre Colombia y Argentina o simplemente porque se vieron atraídos por el titulo, no lo se. Esta vez quiero compartir imágenes de esas personas, que han elegido acompañarme en este nuevo camino que hace tan solo unos meses empece a recorrer....!Gracias Colombia!
El colectivo transita por la empedrada avenida Perón, son apenas las nueve y diez de la mañana y el trafico así lo demuestra, Buenos Aires esta despierta, todo el mundo parece ir en la misma dirección, por esta vía que es de solo una mano y se parece más a un embudo gigante que a una calle. El vehículo va casi completo de pasajeros, muchos de ellos van de pie, tratando de tomarse de cualquier lado con tal de no terminar en el piso. En el último asiento individual viaja Eduardo, flaco, alto, pelo ni corto ni largo, ahí, en esa medida que lo deja en el umbral de lo social y lo antisocial, y lentes para combatir el astigmatismo que le dan cierto aire de intelectual. Con apenas veinte años y con más dudas que certezas, se ha decidido a buscar empleo y a estudiar de noche. No es fácil, él lo sabe, no solo porque sus padres se lo hacen saber todo el tiempo, sino porque con encender la televisión y sintonizar el canal de las noticias alcanza. Argentina vive de crisis en crisis, la hi
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