Uno se puede marchar de ciertos sitios, pero puede volver sin viajar cuantas veces quiera, porque los paisajes quedan grabados en la memoria de la retina y basta con cerrar nuestros ojos, para estar allí de nuevo.
No quiero volver a ningún sitio en particular, no, el paisaje que añoro es la profundidad de tus ojos, esos que jamás me canse de ver cuando pude hacerlo.
El tiempo se sucedió con la complicidad de todos los relojes del mundo, entonces hoy te descubro en una instantánea perfecta, que cómplice me deja verte, sin que lo sepas...
No quiero volver a ningún sitio en particular, no, el paisaje que añoro es la profundidad de tus ojos, esos que jamás me canse de ver cuando pude hacerlo.
El tiempo se sucedió con la complicidad de todos los relojes del mundo, entonces hoy te descubro en una instantánea perfecta, que cómplice me deja verte, sin que lo sepas...
Comentarios
Publicar un comentario