Te doy mí amor pero también mi vida en el tiempo que se sucede sin retroceso, salvo en esa salvedad del recuerdo que cada tanto se nos da por revivir.
Te doy esto que soy y lo que aún no sé ni siquiera de mí mismo.
Te doy mi silencio a la espera de tus palabras, esas que juntas me hablan de tus dias y de tu vida. Tu vida que vivís conmigo y aquella que viviste sin mí.
Te doy cada arruga que se traza en mí rostro, mientras el tiempo trata de desdibujarme para volver a dibujarme casi igual pero no. Te doy mí falta de memoria para que me ayudes a no olvidarme. Te doy mí letras, incluso esas que ayer escribí y hoy no recuerdo. Te doy mí tiempo y lo que aún no soy.
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