Javier Alejandro Guirin

A veces te extraño, no porque que quiera, es que a veces los recuerdos se revelan. Y entonces las esquinas hablan, las baldosas murmuran y algunas calles cambian su nombre por el tuyo.

Necesito que el amor me aseste un golpe mortal, que me deje sin reacción y no me deje pensar. Lo único que le pido es que me tenga piedad y no me enamore de la distancia, porque conozco el dolor de los abrazos ausentes y las miradas perdidas.  Entonces, donde quiera que estes, quiero que sepas que es hora de que choquemos en alguna esquina, algún bar o porque no, en alguna librería donde cada tanto voy en busca de un libro que me atrape ante tanta ausencia de tu parte.

Mis musas cada tanto me visitan, con o sin nombre me han sabido inspirar aun cuando la inspiración me dejo de lado.  Caprichosas e independientes han dejado mis deseos sin cumplir y más de una vez me he encontrado hablando solo.  Sin embargo, anoche una musa me respondió, no supe qué hacer y le hable de mi inspiración y de mis letras intentando reflejar su belleza.  Entonces ella sonrió ante su propia sonrisa, se vio en sus gestos y se reflejó en su mirada.  Fue quien preguntó y fui quien respondí. Rompí un pacto y ahora tengo miedo que cuando ella sonría, su sonrisa no me atrape como siempre; que cuando hable no sepa mirarla como miran los poetas, así sin mirar y memorizando cada peca en su lugar y ubicando cada lunar más allá del propio lunes o del dia que sea.

Conocerte no se trata de verte a diario, no. Es un intento de saber que te pasa con sólo mirar tu mirada. Es saber que a tu café lo endulza la cantidad exacta de azúcar. Se trata de disfrutar caminar de tu mano y saber cuando cada uno debe de caminar con su propia compañía.  Puedo intentarlo, me gustaría, porque para mí es el camino que debo recorrer para enamorarte. Pero ¿Cuántas vidas hacen falta? Quizás está no sea suficiente, pero el intentó me lo debo ¿te lo debes?

Esta noche la inspiración ausente te trae hasta mí recuerdo. Las escasas palabras que apenas me acompañan no son suficientes. Porque tu belleza indescriptible, te desborda sin esfuerzo. A veces pienso que no lo sabes, que ignoras la onda expansiva de tu sonrisa. Y entonces te recuerdo en tu mirada, tan profunda, tan llena de vos. Te observo en instantáneas que no me pertenecen, y puedo decirte que tu mirada es la de ayer en este hoy, donde no puedo hallarme en tus pupilas lejanas y distantes…

Soñar con vos y despertarme al sentir tu tibia piel rozándome. Sabiéndote tan real como tu respirar tan calmo, como tu cuerpo casi desnudo descansando a mi lado. Mirarte en la penumbra de la habitación, despeinada y con tu rostro relajado. Abrazarte y sentir tus brazos ganando mi espalda, mientras tu boca murmura algo que no comprendo y tu cuerpo busca mí cuerpo. Y así quedarnos, sin distancias, abrazados, soñandonos y sabiendo que el amor nos despertara juntos, así enredados en nuestras propias vidas. Y sin recordar lo que soñamos…

Le escribí a mujeres de las que ni siquiera conozco su perfume, pero me basto una sonrisa para adivinar el resto. Le escribí a Julieta sin que ella lo sepa y sin ser su Romeo. Le escribí a mí hija y también a su madre, cuando la ilusión le jugaba una pulseada a la realidad. Le escribo al amor que tuve, al que se me esfumó, al que soñé, al eterno y también al imposible. Le escribo a la vida, mal o bien, pero con la absoluta libertad de el que escribe sin límites inventados.Rompiendo formas y estructuras gramaticales, pero disfrutando de cada trazo y de cada palabra, como sí fuera la primera o la última escrita, dictada a mí oído por la inspiración que cada tanto, se acuerda de mí y me visita.

¿ Que hace que el otoño se sienta tan triste? ¿sera la lluvia que cada dos por tres nos visita? ¿los arboles desnudándose sin prisa? ¿el gris asfalto del cielo? ¿yo sin vos o vos sin mi? ¿nuestra soledad haciéndose compañía? El otoño no es triste, es bohemio, solitario y caprichoso, pero no es triste. Ni siquiera es gris, podría decirse que tiene un tono indeciso que se adivina entre tantos tonos. No sé trata de vos sin mí o de yo sin vos, es una cuestión de perspectiva. Es esa parte de nuestra historia, cuando aún vos no sabias nada de mi y yo no sabia nada de vos. Pero no es triste, no…es simplemente una estación.

Aguardaré hasta que nuestros mundos choquen de frente, así sin ningún otro condimento que la vida misma. En el contacto mas humano de todos, conociéndonos de la única forma en la que tendría que haber sido siempre, mirándonos y escuchándonos… hasta sabernos conocidos.

Mí amor es tan imperfecto como yo. Mí valentía limita con mí cobardía. Mis estrategias se vencieron. Estuve sólo y en compañía. Me dijeron que no y el sol amaneció tan desleal como siempre. Llovió, me mojé, tuve frío, calor y alguien pinto despreocupado un arco iris que nadie vio.

Vos y yo caminando hacía ningún sitio en particular, juntos y de la mano, esquivando gente para no soltarnos. El mundo corriendo como de costumbre, autos, colectivos, bocinas, gritos, gente ensimismada en sus pequeñas pantallas. Y vos y yo, desentonando con la realidad ajena, disfrutando de nuestras propias voces, ensimismados en el otro. Caminando sin destino y con el mismo destino, buscándonos y encontrándonos, en nuestras propias miradas.

Vivir en pareja es igual a vivir a la par. Es recorrer el día a día juntos, es tener nuestra propia vida y saber compartirla con el otro. No es ser la extensión de nadie. Es saber que el otro necesita de su espacio y de su tiempo propio. Mientras no comprendamos esto, seguiremos invadiendo privacidades que no nos corresponden, atados a la inseguridad de esos celos que asfixian y acaban con cualquier intento de vivir en pareja, que no es otra cosa, que vivir a la par.

El amor incómodo no es para mí, yo no ando viviendo para los demás. No necesito aparentar, ni forzar, ni intentar. El amor es o no es, en ese sentido es tan transparente como la soledad. Se esta solo o en compañía, no existe algo a medias. Y si tengo que elegir, prefiero forzar la soledad, el amor no se fuerza. El amor se siente…

En este tiempo transcurrido puedo decir que algunas arrugan se asoman en mí rostro, que la calle ya no la cruzó tan irrespetuosamente, que el fútbol me enoja un poco menos, que la política no me apasiona, que las mujeres me siguen gustando, pero de una manera distinta. Sí, estoy mas grande y el espejo no lo niega, pero no todo en mí tomo nota de los años transcurridos, porque mí imaginación continua siendo a color y aún me sorprendo mirando el cielo o siguiendo el vuelo de algún pájaro.  Mientras que el amor continua haciéndome creer, que todavía no llegué a esa esquina donde me falta tropezar con ese amor, que le dará el sentido final a mi vida.

Mí amor esta pulido con suaves terminaciones, no lastima, no es punzante. Es el resultado de haber vívido, amado, olvidado y superado. Entonces puedo amarte suavemente y con la única certeza que poseen los vivos, que mí amor siempre perdure hoy, sin falsas promesas de amores que hablan de un mañana que nunca llega, en este mundo donde siempre es hoy.

Tu boca es tentadora te dije, y una sonrisa se dibujo en tus labios. Tu boca, tus labios, tu sonrisa, vos y toda tu continuidad son una tentación que me invita a intentarlo. Eso no te lo dije…

Usted es la culpable de cada letra que se esparce por su cuerpo, en un intentó de igualar la sensación de una caricia desplegada por su piel desnuda. Usted es quien evoca los demonios, provocando que invoque a la musa del deseo. Y es así como la desnudó sin culpa y con el único objetivo, de que usted y yo nos confundamos en uno, mas allá de nuestros propios cuerpos y de los limites que dejan de limitarnos, cuando nuestras ganas quieren.

Me provoca verte desnuda, pero para eso tienes que estar vestida. Tu cuerpo invita a descubrir sus contornos poco a poco, y la ropa cómplice me seduce en ese contraste perfecto con tu piel. No quiero tu desnudez, quiero tu inocente provocación de andar así por la vida, llevando mí imaginación hasta el primer botón de tu blusa o hasta el borde de tu escote. Me niego a no desearte desnuda, sin antes no haber batallado sin tregua contra la barrera de tu ropa, que te cubría ante el deseo de mis ojos de descubrirte así…desnuda.

Vos y esta fría geografía que me impide un simple café, un beso o una caricia. Vos y tu geografía que me invita a quedarme, sin siquiera haber llegado, mientras me hablas de perdernos en una mirada sin retorno. Haciéndome olvidar por un instante que ya no quiero mas, que del amor me bajé hace un tiempo y que ahora solo le escribo al sentir, para no olvidarme de lo que alguna vez sentí.

Gira todo gira alrededor de vos, tu nombre me persigue en canciones que no recuerdo. Todas se parecen, te veo donde no estas y estas donde no te encuentro. En la noche no duermo, te sueño despierto y mientras todos hablan de mí obsesión, yo hablo de vos…

Los soñadores duermen, los inquietos inquietan, los pensantes aún no apagan su último pensamiento. Y después estoy yo, que no sé en que lista encajo, que mientras la mayoría duerme, ando buscando un insomnio que me quite el sueño.

Usted es el beso que aún no doy, la caricia que mis manos aun no sienten sobre su piel; usted es la espera que todavía no llega y me desespera. Usted es esa mujer que aún no tengo y temo perder. Porque usted vive dejando huellas y quiero que sepa, que en mí vida hay lugar para que deje todas las que le quedan…

Si te miró todo queda en un intento, perece allí y entonces primero me pierdo en tu sonrisa. Después pienso que el sol te esculpió en detalle, tu piel brilla como tu pelo y entonces es inevitable que no quiera descubrir más. Pero la ropa esta ahí y vos demasiado lejos. Las fantasías te desnudan una y otra vez, es inevitable, así como cuando intento no perderme en tu sonrisa.

Si quieres un poco de sexo, ponte la ropa que te sacaré, desacomoda mí cama y aguardemos el primer beso que despierte las caricias. Si quieres un poco de amor, puedes venir vestida o desnuda, acomódate donde quieras, pero no dejes que tu mirada se pierda en otro sitio que no sea mí mirada, porque exactamente allí, sera nuestra cita.

Nuestra única certeza es lo que sucede hoy, por eso deberías quedarte con este amor que te confieso y no buscar el tiempo que aun no llega. Porque de desamores el mundo esta saturado y a mi lo único que me anda importando, es este ahora y no aquel mañana tan volátil y que siempre se tarda mas de la cuenta en llegar.

Yo con mis cuarenta y dos años a cuestas tuve el privilegio de conocer el amor antes de toda esta tecnología que hoy tenemos. Tuve la suerte de escribir una carta y también de recibir otra, aunque en realidad escribí muchas y recibí otras tantas ¡Tenían su perfume! ¿Entienden lo que significa eso? Sin olvidar la espera de la respuesta. Hoy todo eso no existe, es todo instantáneo. Antes existían las charlas infinitas, las miradas sostenidas y todo eso generaba el conocimiento del otro, hoy la vorágine se devora todo. A veces extraño esa época, lo admito, incluso creo que los amores duraban más, hoy duran un par de mensajes por whatsapp.

Me gusta verte vestida y no tener la necesidad de imaginarte desnuda. Es que conozco cada línea que delinea tu cuerpo y entonces sé el paisaje que la tela cubre ante los ojos ajenos. Y esa sensación me agrada, no porque seas mía, sino por la libertad de amarte que me regala este amor que tenemos. Por eso, vos y yo no hacemos el amor, a nosotros… el amor nos hace.

Me gustaría ser tu eclipse, y no me refiero a eclipsarte con la mirada, no. Sería como hacerte el amor, pero con el cuerpo entero y estar adentro tuyo. Ser dos en uno, ser yo en vos…