El amanecer sin ruido es ensordecedor, los pájaros marcan el movimiento del día, el sol se anima a salir enredado entre los arboles, entre tantos sauces, envuelto en glicinas y perfumado de violeta.
El agua del río siempre inquieta me termina de despertar, fresca,con ese olor peculiar, de campo, de pasto verde, de camino recorrido..
Mientras el roció despabila a las plantas, a la tierra,con una lluvia invisible pero tan húmeda como real.
Rompo el espejo del rió con los remos,surcando el agua con la canoa, que se desliza respetuosa, silenciosa, flotando a la merced de mis brazos, contra la corriente, subiendo por el río.
Los camalotes adornan con su flor lila la mañana,a medida que bajan, acunados por las aguas mansas,mientras los sauces refrescan sus ramas,llenos de brotes verdes,regalando sombra a medida que el sol se asoma marcando firme el paso de la mañana.
Es la isla que se estiraba despacio, en aquella mañana sin fecha y vivida en algún momento de mi vida, que no se borra, a pesar del tiempo...
El agua del río siempre inquieta me termina de despertar, fresca,con ese olor peculiar, de campo, de pasto verde, de camino recorrido..
Mientras el roció despabila a las plantas, a la tierra,con una lluvia invisible pero tan húmeda como real.
Rompo el espejo del rió con los remos,surcando el agua con la canoa, que se desliza respetuosa, silenciosa, flotando a la merced de mis brazos, contra la corriente, subiendo por el río.
Los camalotes adornan con su flor lila la mañana,a medida que bajan, acunados por las aguas mansas,mientras los sauces refrescan sus ramas,llenos de brotes verdes,regalando sombra a medida que el sol se asoma marcando firme el paso de la mañana.
Es la isla que se estiraba despacio, en aquella mañana sin fecha y vivida en algún momento de mi vida, que no se borra, a pesar del tiempo...
Comentarios
Publicar un comentario